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Un día, el mundo de los Doce fue sacudido por un Ogro, empeñado por encontrar los dofus. Sin importar las consecuencias se abrió camino entre el polvo, el sudor y el sufrimiento hasta hacerse con ellos.

Su nombre era Ogrest, aquél que sembró temor entre los hombres.

Mas quién habría podido imaginar que Ogrest realizaría tal proeza por amor, pues si bien sus puños golpeaban por conseguir los dofus, su corazón latía por Dathura.

Dathura, una de las diez muñecas creadas por Sadida para seducir a los dragones elementales. Ogrest, usando los dofus, la devolvió a la vida y ella se enamoró de él.

 
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El pasado es incierto, sin embargo cuenta la leyenda que Dathura cayó en el abismo, y a Ogrest se le partió el corazón. Su tristeza y rabia, ampliadas por el poder de los seis dofus, sumergieron el Mundo de los Doce bajo un diluvio aterrador. 

Tras la destrucción de ciudades y el Mundo de los Doce, nuevas islas emergieron, donde se asentaron los discípulos de los Doce. Y ellos, los dioses, desolados por no haber podido salvar su mundo, crearon un don en base a aquello que había sobrevivido. 

Algunos discípulos de los Doce fueron bendecidos y elegidos por los mismos Dioses para mantener el equilibrio en los reinos. Ellos son los Miembros del Clan, aquellos que protegen el wakfu, una energía de origen misterioso pero que habita en todo lo que nos rodea. 

Se dice que existieron alguna vez seres capaz de controlar el wakfu, sin embargo... ¿Qué es lo que diferencia la historia de la leyenda?
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